Escrito por: Frank Abagnale
En artículos anteriores he planteado las razones por las cuales
considero que la supuesta transparencia del voto electrónico es un espejismo.
No en vano un experto como Bill Gates, el fundador de Microsoft, dijo que para
lo último que se debe utilizar informática es para unas elecciones. El problema
es que ya lo usamos y tenemos que vivir con él.
El presidente Chavez, por razones
que el solo conoce, sin existir estudios técnicos serios y sin realizar
consulta pública ordenó al CNE adquirir un nuevo sistema de votación
electrónica que incluye una herramienta biométrica de autenticación del votante
denominada SAI que se conoce popularmente como capta huellas. El SAI permite
identificar al elector certificando su identidad ante la máquina de votación.
Al mismo tiempo el mandatario dictó en forma ilegal leyes que nos obligan a
utilizar esas maquinas el 7-O. Alrededor de este moderno sistema se ha
desarrollado una maraña de fraudes de diferente índole alimentadas por un manto
de secretismo. Todos esos timos confluyen en la totalización nacional. La
totalización nacional constituye la sumatoria de las trampas y a su vez la
principal estafa. Es necesario que el país conozca la mecánica del fraude de
totalización y se prepare a contrarrestarlo. Este fraude se puede impedir si
los venezolanos nos ponemos de acuerdo. El mejor antídoto contra el fraude es
el voto masivo como explicaré más adelante.
Las elecciones computarizadas o no
tienden a ser opacas, especialmente en casos en que gobiernos autoritarios
intentan perpetuarse.
El fraude
informático
Un sistema informático es una
“caja negra” porque muy poca gente, salvo algunas autoridades y técnicos del
CNE saben lo que pasa dentro de esas maquinas. Su principal tarea es agilizar
el conteo de los votos permitiendo conocer los resultados rápidamente. Un
procedimiento electrónico de votación no es malo per se. El sistema en si no es
corrupto o tramposo. Los que diseñan y operan el sistema pueden ser honestos o bribones.
El crimen
perfecto
El fraude informático es un arma
formidable. Mucha gente ingenua considera que el uso de computadoras en los
comicios es un adelanto y que sus resultados son inobjetables. Esa es la idea
que trata de vender el gobierno pero la agenda oculta tras esa fachada de
modernización y de supuesta pureza del voto es escalofriante, como veremos en
los próximos párrafos. Para los tiranos y los bribones la informática corrupta
es un arma ideal para cometer un fraude electrónico sin dejar rastros. Dicho
esto debo puedo asegurar que este tipo de delito no constituye un crimen
perfecto y puede ser derrotado.
La falta de inspección externa en
un sistema informático es equivalente al nombramiento de Al Capone como
Presidente de la Casa de La moneda y la designación de su banda para que vigile
el tesoro nacional. No hay nada más proclive al fraude que un voto electrónico sin
controles. Aun con controles estrictos el sistema puede ser fraudulento porque
los bribones que lo manejan son suficientemente inteligentes para hacer
vagabunderías difíciles de detectar. El caso se complica porque el propio
gobierno no confía en los bandidos informáticos criollos y le entrega el
control de la operación a los cubanos.
La
auditoría
El proceso del voto es
aparentemente simple y parece fácil de controlar. En una votación automatizada
los electores ingresa sus votos, el sistema los procesa y totaliza haciendo una
sumatoria electrónica que produce un resultado final. Este resultado debe ser
aprobado por una auditoria pública hecha de manera continua antes durante y
después del voto. Solo luego de haberse resuelto los reclamos presentados por
la oposición en esta auditoría se puede proceder a aceptar el resultado final
producido por las máquinas. Si el sistema está bien diseñado y es manejado sin
sesgo por personas rectas y honestas los resultados deben ser limpios. .
La auditoría es una función que
debe ser ejecutada por personas independientes de la operación. Esta es la
única garantía para dar fe de la honestidad del proceso.
El fraude de totalización
Algunos supuestos técnicos
plantean que las auditorías son el antídoto contra el fraude electrónico.
Lamentablemente ese es otro cuento de caminos. Ninguna auditoria puede asegurar
que un sistema tan complejo, con múltiples componentes hará exactamente lo que
esta supuesto a hacer. Basta con que algunos de los operadores oficiales o
extraoficiales cometan algún tipo de fraude en nódulos críticos para modificar
los resultados.
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